Entrevista a Associação Portuguesa de Defesa do Adepto – APDA

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Para nuestro número anterior visitamos varios estadios portugueses, como pudisteis ver si lo pillasteis a tiempo. Nos encontramos muchas cosas interesantes allí, pero hubo una que, por desgracia, brillaba por encima del resto. A nadie le sorprenderá que nos estemos refiriendo a la represión, el elemento común denominador de todas nuestras gradas. Y hablamos de las de aquí, de las de allí y de las de allá. Donde hayamos ido, siempre nos hemos encontrado una porra y a un chaval huyendo de ella. Así es querer vivir a tu manera en el gigantesco negocio del fútbol.


En cada país se manifiesta de una forma, y en cada país se le responde de una forma. Y en Portugal esta respuesta tiene nombre: Associação Portuguesa de Defesa do Adepto, o APDA.


Y para este nuevo número hemos querido hablar con ellos y conocer un poco mejor cómo trabajan y a qué se enfrentan, poniendo el foco sobre el Cartão do Adepto, la que es, sin duda, la mayor amenaza para los ultras y los aficionados en el país vecino. Hemos hablado con João Lobo, su vicepresidente, para repasar la trayectoria y las luchas de la APDA.

Comenzamos por preguntarle a João por los inicios de una asociación que ha conseguido aunar a aficionados de todo el país y que parece volcada en objetivos concretos, pero sabemos que los inicios suelen ser algo más complicados que eso.


“En 2014 comenzaba a darse forma a la APDA, juntándose aficionados de varios clubes que se quejaban constantemente de la falta de una voz colectiva, que consiguiese representar y defender los intereses de los aficionados. No nacimos para hacer frente a una problemática en concreto, pero, curiosamente, nuestra primera acción fue una protesta en los estadios porque el uso de pirotecnia en los estadios era reprimido, pero al mismo tiempo la policía lo utilizaba en una manifestación que llevaron a cabo frente al parlamento portugués”.


Sus primeros pasos, antes de formalizarse, se daban en los estadios de fútbol, en las gradas que protestaban por la persecución de la pirotecnia, así que es casi obligatorio, y más para un fanzine como el nuestro, preguntar sobre los ultras, porque imaginamos que no andarán lejos.

“No tenemos datos concretos sobre cuántos de nuestros miembros son ultras y cuántos no, porque somos una asociación abierta a cualquier aficionado, pero en este momento, con el apoyo de los ultras en la lucha contra el Cartão, calculamos que más de la mitad de nuestros socios son miembros de algún grupo. Pensamos que los grupos, por su condición de colectivos organizados, tienen un papel muy importante. Desde la transmisión de la información hasta la realización de actividades de sensibilización o de protesta. Eso sin olvidar que son quienes más sufren los problemas de entre todos los aficionados”.


Pero, como es de esperar en un país donde el modelo de peña que conocemos de nuestro fútbol apenas existe, y los aficionados se organizan en torno a las claques, sabemos que el papel de los ultras ha ido más allá que la visibilización o la afiliación a la asociación, y es João quien nos lo explica: “Muchos grupos portugueses han trabajado activamente en nuestras acciones contra el Cartão, y esto incluye la financiación, como la campaña de crowdfunding que hicimos para las acciones que tenemos en marcha en estos momentos en los tribunales”.


De todo aquello hace ya más de cinco años, en los que la Asociação ha conseguido abrirse un espacio propio y comenzar a trabajar. Sin duda, les ha ayudado el hecho de que no exista ningún otro espacio similar que se erigiese en medio de expresión de los aficionados mientras es controlado por las estructuras del fútbol, como pasa en España, por ejemplo, con Aficiones Unidas, y esta independencia de APDA les ha servido para aunar y levantar una voz que hasta el momento no tenía expresión.

“Nuestra trayectoria es muy positiva. Hoy los aficionados tienen una voz propia; tenemos presencia en el espacio político portugués; conseguimos que más aficionados se interesen por las cuestiones inherentes a nuestro trabajo. Estamos presentes en Football Supporters Europe e incluso acogimos su congreso europeo en 2019, y en estos momentos estamos trabajando en acabar desde los tribunales con el Cartão de Adepto. Ha sido un camino muy largo, y sabemos que nuestro sueño es muy grande, pero más grandes aún son las fuerzas a las que se enfrentan los aficionados. Estamos en un proceso de cambio de paradigma en lo que respecta a los aficionados, y poco a poco avanzamos en nuestro camino. Estamos satisfechos, pero aún lo estaremos más cuando consigamos derrotar al Cartão do Adepto”.


En un país como Portugal, donde es común que las claques sigan a sus equipos en otras modalidades además del fútbol, es normal preguntarse por la representatividad o visibilidad que la Asociação tiene en pabellones o en otros deportes, ya que, además de esa presencia de grupos y aficionados, la propia aplicación del Cartão alcanza a toda esa diversidad de modalidades: “No tenemos una actividad en esas otras modalidades como tenemos en el fútbol; es una cuestión de la expresividad de este, pero es importante señalar que la ley que intentamos combatir es transversal, y por eso nuestra lucha defiende también el interés de los aficionados que frecuentan los recintos deportivos donde se practican otras modalidades. Muchos clubes tienen distintos equipos, así que, a menudo, los aficionados son los mismos”.


Pero bueno, hemos llegado hasta aquí hablando del Cartão, pero sin explicar qué es, y es posible que muchos de los que nos estáis leyendo os hagáis una idea, pero no estéis seguros. En nuestras redes sociales ya hicimos una pequeña introducción a esto y a la lucha contra su implantación, pero quién mejor que aquellos que están llevando a cabo la lucha contra esta medida para explicarnos con profundidad qué es.

“El Cartão es una nueva herramienta represiva, destinada a los ultras, pero no solo, y llega para cambiar la realidad de las gradas portuguesas. Esta tarjeta es para aficionados con edades superiores a dieciséis años, cuesta 20€, y sirve para tener acceso a una zona de la grada que estará cerrada a los demás aficionados, una ‘jaula’. Esta zona será la única del estadio donde se podrá estar de pie, llevar banderas con dimensiones superiores a 1×1 metros, usar tambores y megafonía, colgar pancartas y hacer coreografías”.


Hay otros dos conceptos que son básicos en esto que hablamos, el de las ‘zonas especiales’ y el de los ‘grupos organizados’, así que preguntamos por estos dos elementos relacionados con el Cartão.


“Una zona con condiciones especiales es un área aislada en un recinto deportivo, que tiene que tener su propia entrada o bares y retretes exclusivos. Estas zonas, a las que sólo pueden acceder los aficionados con Cartão, fueron creadas para enjaular a los aficionados que pertenecen a grupos ultras, pero no solamente. Según la ley, será el único espacio donde los aficionados podrán estar de pie y animar. La ley obliga a los clubes a tener una zona para los aficionados visitantes con Cartão, y un sector para los aficionados locales con Cartão. Además, también será posible, si pueden cumplir las condiciones definidas por la ley, crear un segundo sector para los aficionados visitantes que no tengan Cartão. Hasta ahora no sabemos con certeza total qué estadios tendrán dos zonas diferentes para los visitantes. Lo que sí podemos decir es que en esta situación todo depende de la voluntad de los clubes, lo cual para nada nos tranquiliza”.

Antes de pasar a otro punto, nos vemos obligados a preguntar algo que nos llama la atención, y es que si los aficionados que quieran animar de forma activa, o estar de pie durante el partido, están obligados a hacerlo dentro de estas zonas especiales. ¿Quiere decir esto que estas zonas están habilitadas realmente para estar de pie de forma segura, por ejemplo, con el modelo de gradas con safe standing? “Según la ley estas zonas son las únicas donde los clubes pueden instalar este ‘safe standing’, sí. Esto va a acabar con la libertad para animar que se vivía en los estadios portugueses hasta ahora. Aun así, la única medida que podría considerar positiva para los que ven el partido de pie, de las que se prevén en esta ley, es la única que no está en vigor y que todavía no existe”.


Como decíamos antes, otro concepto clave es el de ‘Grupo Organizado’, a los cuales va destinada esta medida, principalmente. “La ley dice que un Grupo Organizado de aficionados es un ‘conjunto de personas, registradas o no en una entidad deportiva, que actúan de forma concertada, deliberadamente, a través de utilización de símbolos comunes o de la realización de coreografías e iniciativas de apoyo a clubes, asociaciones o sociedades deportivas, con carácter permanente’ “.


Pero como decimos, no está solamente dirigido a los grupos organizados, se aplica también a aquellos que quieran acudir con banderas a la grada, ya que sólo en estas ‘Zonas Especiales’, con Cartão, estará permitido llevar banderas de más de 1×1; o, como ya se ha señalado, simplemente ver el partido de pie. Esta medida está pensada para aplicarse en todo el deporte profesional, que, en el fútbol, principal objetivo como ya nos han señalado antes, se refiere a las dos primeras divisiones. Esto significa que fuera del radar quedan muchos estadios y grupos, algunos de ellos de un tamaño o trayectoria que hace que sean importantes. Y por eso no se escapan del control que esta medida propone, para ello la ley prevé el concepto de ‘riesgo elevado’: “La definición de riesgo elevado se refiere a cada partido concreto que está a cargo de la Autoridad Portuguesa Contra la Violencia en el Deporte. Esta decisión se toma en función de informes sobre conflictos de los aficionados que siguen a algún club”.

Creemos que es más que obvio que tanto un fanzine como el nuestro, como la APDA, se oponen frontalmente a la implantación de medidas de este tipo. En el caso de los portugueses, tras una reunión con grupos y socios, desde el principio han basado su oposición en cuatro puntos.


“Por resumirlo, creemos que la prohibición a los menores de dieciséis años en estos sectores, además de represivo, tiene como objetivo atacar al relevo generacional de los grupos, como una medida para extinguirlos a medio-largo plazo. Creemos también que la exigencia del Cartão es una medida discriminatoria y represiva, ya que quiere recoger los datos personales  y enjaular a los aficionados, para facilitar las acciones judiciales. Es, además, una medida que no tendrá efectos prácticos en la lucha contra la violencia, ya que aquellos que forman parte de acciones violentas no van a dejarse controlar o identificar, lo que va a hacer que el problema se disuelva por todo el estadio. Y, finalmente, nos oponemos a la idea de separar a los considerados aficionados violentos en una zona aparte, promoviendo la estigmatización y los estereotipos, creando la imagen de que existen aficionados buenos y aficionados malos”.

En el número anterior de nuestro fanzine hablábamos brevemente sobre el suceso de mayo de 2018, en el que medio centenar de ultras del Sporting invadieron la ciudad deportiva de su club, algo que fue muy sonado en Portugal. Pues bien, en muchos lugares se opina que el ruido que levantó aquello tuvo una parte básica en que se lanzase esta propuesta, y APDA no opina diferente, pero aporta algo más:


“Uno de los principales responsables de esta medida es el presidente de la Federación Portuguesa de Fútbol, Fernando Gomes. Ya tuvo la idea de sugerir un Fan ID en 2017. Además, hay quien se sintió tan inspirado por el Fan ID que se utilizó en el mundial de Rusia en 2018, olvidándose de que una misma fórmula no puede aplicarse a dos realidades diferentes. Quien crea que ese ejemplo sirve aquí, no tiene ni idea de lo que dice. No conoce el deporte portugués. Aun así, aunque se necesitase una respuesta efectiva a lo que pasó en Alcochete, esta debería haber sido por parte de la justicia, que es a quien le corresponde juzgarlo. Y es más, se hace obvia aquí la falta de propocionalidad que se les aplica a los aficionados. ¿De verdad alguien  se va a sentir disuadido de utilizar la violencia en un ambiente en el que se siente reprimido? Es muy fácil instumentalizar al aficionado atribuyéndole la culpa de todos los males del deporte”.


No creemos ser los únicos a quienes todo esto les recuerda a algo, y sacamos el tema de la Tessera. Además, esto nos lleva a preguntarnos por las posibilidades que tienen los grupos de sobrevivir fuera del Cartão y sus ‘Zonas Especiales’: “Sí, obvio. Esto y aquello tienen varios puntos en común. Pero además nos da un ejemplo de resistencia, de unión y de conservación de los ideales y los valores. Muchos miembros de los grupos son socios de los clubes, y por eso su permanencia en el estadio está asegurada. El mayor problema será conseguir concentrar a esos miembros en un mismo espacio, y veremos como las autoridades lidiarán con los aficionados que sigan viendo los partidos de pie. Sabemos, también, que hay estadios que solo van a tener zona visitante para los que tengan Cartão, y en ese caso será imposible, o casi, para los aficionados, sean de un grupo o no, estar presentes”.

En mitad de todo esto, salta una idea, y es que esta medida debía haberse comenzado a aplicar al inicio de esta temporada, en verano de 2020, algo que, obviamente, no fue posible por la pandemia que ha hecho que los estadios hayan estado vacios toda la temporada, y esto, claro, ha influido en este proceso. En lugares como Azores sí ha habido gente en los estadios, así que preguntamos por las perspectivas que ha dado este año fuera de los estadios, y por cómo ha sucedido en los estadios donde ha habido aficionados.


“En el punto en el que nos encontramos, los cambios que buscamos no se van a conseguir simplemente con acciones en la calle. Estamos centrados en trabajar en la vía judicial y también en la política, porque estas son las únicas formas actuales de construir una lucha de verdad. Ese es el camino para el cambio. Por ahora, el único partido de todas las competiciones donde sí ha habido presencia de aficionados con el Cartão fue el Porto – Olympiakos de la Liga de Campeones. En las Azores no había aficionados con Cartão”.


Una vía legal en la que están volcados y por la que, por supuesto, preguntamos, ya que es donde se va a decidir si esto se consigue parar o no: “Comenzamos la pelea a finales de 2018, un mes después de que se presentase una prupuesta de Ley Contra la Violencia en el Deporte, con la realización de una manifestación frente a la Asamblea de la República, donde hubo cien aficionados de varios clubes. Durante 2019 trabajamos en varios frentes: estuvimos presentes en el parlamento, con diferentes participaciones. Enviamos a los partidos políticos varias consideraciones e ideas sobre la propuesta de ley, y nos reunimos con la mayoría de los representantes políticos de los partidos que tienen presencia parlamentaria. Trabajamos para que los aficionados se enteraran de lo que se iba a votar en el parlamento. En este momento intentamos ‘congelar’ la aplicación de la ley, como forma de ganar tiempo para el proximo paso, la acción principal, que tiene como objetivo anular la norma que aplica el Cartão.

Tenemos que tener esperanza, aunque sea de forma utópica, pero es importante saber que estamos frente a un ‘juego’ del poder judicial y político, así que necesitamos conocer el terreno en el que jugamos. Aún así, y a pesar de ser conscientes de estos problemas, sabemos que es la primera vez que los aficionados llevan al Estado portugués a los tribunales para defender los derechos de un vulgar ciudadano. Y este es un paso histórico que tiene una gran importancia social, política y sobre todo de cambio”.


Una lucha titánica y admirable contra la útlima herramienta represiva que pretende apagar las gradas portuguesas, pero no es la única, y una conversación sobre el Cartão no podría comprenderse  sin hacer el dibujo completo, así que conversamos un poco más sobre la realidad represiva en Portugal; una realidad que comenzó a hacerse patente con la primera ley de 1998, y que después ha ido sufriendo reformas. Como APDA dice: “Los años noventa fueron particularmente calientes, y esa ley buscaba que los grupos fuesen una asociación y tuviesen una cara, dejando de actucar en la ‘clandestinidad’. La Eurocopa de 2004 fue otro marco importante para las reformas de esta ley.


En Portugal, como en muchos países, sufrimos bastante represión. Es justo decir que el ciudadano portugués, en cuanto se convierte en un aficionado, pierde los derechos y garantías normales en un estado democrático. La violencia policial es un problema muy grave que creemos que se acalla. Las fuerzas de seguridad, PSP y GNR, gozan de la protección que les ofrece su oficio, y tenemos la sensación de que existe impunidad real sobre los actos de violencia excesiva que cometen. Los grupos que no se alinean con las políticas represivas, poco pueden hacer contra esto más allá de cantar. La expresión de esta subcultura sufre presiones increibles, y podemos afirmar que hoy ya no existe la libertad de expresión en los recintos deportivos portugueses”.

Llegados a este punto, nos vemos obligados a preguntar por la postura de la APDA sobre una medida ya totalmente instalada como es la ‘legalización’ de los grupos. “El registro de los grupos, más conocido por la ‘legalización’, es una medida discriminatoria y perjudicial. No podemos estar de acuerdo con una medida que obliga a los grupos de aficionados a estar catalogados en un fichero como si fuesen criminales. Destacamos que la enorme mayoría ni siquiera tiene antecedentes. Además del Cartão, que es una ‘legalización’ individual, tenemos la ‘legalización’ colectiva, que es el registro de los grupos y de sus socios”.


Para cerrar este dibujo rápido que hemos pedido a APDA sobre la realidad represiva portuguesa, pedimos que nos expliquen , para poder comparar, la fórmula que sigue en el país luso la práctica de las sanciones: “La ley reconoce tres tipos de infracciones: las penales -competencia de los tribunales-, administrativas -que estas recaen en la APCVD antes mencionada, y que generalmente acarrean multas y prohibiciones de acceso- y disciplinarias, que son responsabilidad de los clubes. Las multas, en teoría, tienen en cuentra la gravedad de los actos, el grado de culpabilidad…, esto en teoría. Lo que observamos es que buscan aplicar el mayor número de prohibiciones de acceso.

Lo que transmitimos a nuestros asociados es que es necesario impugnar todo que no corresponda a los hechos o que no sea justo. Al final, cuanto más llamamos la atención de los tribunales sobre estas cuestiones, también llamamos más la atención del poder judicial, o del público de la injusticia y de los errores del sistema. Que este sistema de preventivo no tiene nada, y de represivo lo tiene todo. Cuantos más levantemos la voz, más podremos luchar contra un sistema que se ha construido sobre el prejuicio.


Gracias a Detrás de la Portería por la invitación. Fue un placer llevar hasta los aficionados españoles el trabajo que hacemos en defensa de una cultura que no tiene país, que es de todos nosotros”.